domingo, 9 de septiembre de 2012

EL SÍ DE LAS NIÑAS 

el sí de las niñas (publicada en 1805), es la última comedia original y la cima de la producción literaria de Leandro Fernández de Moratín. Esta obra marca la transición en el teatro español del barroco al neoclasicismo y es un buen ejemplo de las ideas ilustradas de esta época. Tuvo un éxito rotundo al estrenarse en Madrid en 1806, atrayendo a más de 37,000 espectadores durante los 26 días que permaneció en cartel, pero con la restauración del rey Fernando VII, la Inquisición la prohibió.

Argumento:

Doña Irene ha concertado un matrimonio para su hija Doña Francisca, una joven de 16 años, con un burgués de 59 años, Don Diego. La muchacha se siente presionada a obedecer a su madre, pero está enamorada de un joven militar, don Carlos, y solo lo saben los criados. Cuando don Carlos descubre que su rival es su propio tío y se siente obligado a renunciar a su amor, pero cuando su tío se entera de que su sobrino y comprometida están enamorados, se da cuenta de que casarse con la joven iría en contra de un orden racional y natural, y toma la decisión sensata de renunciar al compromiso.

Estructura y estilo:

En contraste con la variedad y complejidad del teatro barroco, Leandro de Fernández de Moratín se adhirió a la regla de las tres unidades: una única acción, un solo escenario y un tiempo cronológico coherente en el desarrollo de la acción dramática. Todo el argumento de esta obra, que consiste en dos actos, toma lugar en una sala de paso de una posada. Además la utillería o atrezzo es muy reducida. No hay saltos temporales, como en el teatro barroco. El tiempo dramático se extiende desde el atardecer hasta el alba, lo cual tiene una función simbólica. El anochecer coincide con la desolación de la joven pareja, y el amanecer con la vuelta a la razón de Don Diego y la felicidad de los jóvenes. Durante la Ilustración, la luz representaba la inteligencia. Para Moratín, el rol del teatro no era sólo deleite sino también instrucción moral. Además creía que debe imitar de modo verosímil la realidad. Eso también se ve en el lenguaje de esta obra que es en prosa, realista y apropiado para cada personaje. Este estilo de obra se conoce como "comedia moratiniana".

Temas:

Los matrimonios impuestos y desiguales: Este tema aparece en casi todas sus obras y era un tema de actualidad en la época. Tiene un fin didáctico al mostrar las consecuencias negativas de los matrimonios concertados por las familias frente al amor entre dos jóvenes, lo cual es natural y racional. La educación: Los jóvenes están dispuestos a sacrificar o disimular su amor porque han sido educados a obedecer y respetar la autoridad de los mayores, aun cuando va en contra de los derechos básicos.

Del barroco al neoclasicismo:

Moratín rechaza los excesos del teatro barroco, remanentes del Siglo de Oro, y se atiene a la poética neoclásica. En vez del desfile excesivo de personajes de todas las clases sociales, tan común en el teatro barroco, en El sí de las niñas sólo hay siete personajes, todos de clase media. En contraste con la acumulación de personajes en una sola escena en el teatro barroco, Moratín solo emplea dos o tres en cada escena. Y los personajes no vuelan por el aire, ni hay extrañas apariciones, como en las obras sensacionales del siglo anterior. Moratín propone una nueva estética que se caracteriza por el realismo de la vida cotidiana y temas de actualidad. Muestra las costumbres, vicios y defectos de la sociedad. El lenguaje es en prosa y verosímil, frente a la versificación rebuscada del barroco. También hay un fin moralizante en sus obras. Moratín representa conducta condenable como ejemplo a corregir y comportamiento virtuoso como modelo a imitar, pues el dramturgo creía que el teatro tenía un papel reformador de la sociedad.

LEANDRO FERNANDEZ DE MORATIN 

(Madrid, 1760-París, 1828) Poeta y dramaturgo español. Hijo de Nicolás Fernández de Moratín, estudió en los jesuitas de Calatayud y fue alumno de la Universidad de Valladolid. Se dio a conocer como poeta con el romance heroico en endecasílabos La toma de Granada, premiado por la Real Academia Española en 1779; en 1782 volvió a ser premiado por Lección poética. Sátira contra los vicios introducidos en la poesía española, escrito en tercetos y que le sirvió para atacar al teatro barroco. Obtuvo el puesto de secretario del conde de Cabarrús en 1787, lo cual le permitió visitar varios países europeos, entre ellos Francia y el Reino Unido.  
Amigo de Jovellanos y protegido de Godoy, logró sus mejores éxitos en el campo teatral. Intentó introducir en España los moldes del teatro neoclásico francés, es decir, las tres unidades de tiempo, lugar y acción, y la finalidad moralizante, aunque no llegaron a calar entre el público. Su primera comedia fue El viejo y la niña (1790), que pasó sin pena ni gloria, aunque ésta le llegaría tan sólo dos años más tarde con La comedia nueva o el café. Después de su éxito, emprendió un nuevo viaje por Europa (1792), decisivo en su experiencia personal y artística.
En París tuvo ocasión de vivir trascendentales sucesos revolucionarios que le conmovieron, y en el Reino Unido entró en contacto con la obra de Shakespeare, autor que por entonces era prácticamente desconocido en España. Luego continuó viaje por los Países Bajos, Alemania, Suiza e Italia, desde donde regresó a España a finales de 1796. En 1878 tradujo Hamlet, la primera versión española directa del inglés.

De los primeros años del siglo XIX, datan sus mejores comedias, escritas con un perfecto dominio del castellano, y en las que critica las costumbres de la época y la hipocresía social: El barón, La mojigata y El sí de las niñas. Esta última es considerada como su mejor obra y el mejor logro español dentro de la corriente de comedia de salón dieciochesca, que arranca de Molière y culmina en Goldoni.
Nombrado secretario de la Interpretación de Lenguas y miembro de la Junta de Teatros, abandonó sus cargos cuando se produjo el levantamiento popular de 1808 contra la invasión napoleónica. Más tarde, en 1811, José Bonaparte lo nombró bibliotecario mayor. Como la mayoría de afrancesados, abandonó la capital a raíz de la retirada de las tropas francesas, para dirigirse a Valencia y luego a Barcelona.
No obstante la ausencia de cargos contra él, en 1818 decidió dejar España y pasar a Francia, cuya cultura admiraba profundamente. En Burdeos conoció al ya anciano y amargado Goya, quien hizo de él un magnífico retrato, que se conserva en la Academia de San Fernando, en Madrid. La muerte le sorprendió en París, donde se había radicado.
En 1825 se editaron en esta ciudad sus Obras dramáticas y líricas y, póstumamente, su ensayo Orígenes del teatro español, en el que indaga en la evolución del teatro en España, y su epistolario. Sus Diarios hubieron de esperar casi siglo y medio a ser publicados, pues no vieron la luz hasta 1968.